Historia de la banda

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Para gustos colores, suele espetar a modo de disculpa el más clasista a la hora de juzgar como bueno o malo algo, cuando choca con alguien que ve, le importan un bledo sus corsés y jerarquías que, por cierto, alcanzan aproximadamente la nada desdeñable longitud de su nariz, impidiendo adelantar qué habrá más allá de su mencionado apéndice.

Y en esas estábamos, aguantando el tirón del descomunal debate montado en torno a qué guitarrista era más certero y veloz con sus dedos al pasearse acariciando cuerdas por el mástil de su guitarra, cuál conseguía más pulsaciones por segundo, y demás afirmaciones de folletín mensual que, al fin y al cabo, a nosotros (tratados como jueces con criterio y conocimiento de causa en esa visceral disputa) nos la traían al pairo.

Y en esas estábamos, digo, intentando beber nuestras cervezas hasta que estalló el conflicto que quedó zanjado con el resultado de empate técnico al decimonoveno round, casi cuarenta minutos después de iniciado.”

[…]

Suspiro de alivio.
Mirada cómplice.
Trago de cerveza.
Y vuelta a empezar: risas, confidencias y buenas canciones de fondo…

Qué plena es la sensación de entenderte con tan sólo la ayuda de una triste mirada a los ojos, ¿verdad?. Intentar poner palabras a lo comunicado es como intentar dibujar el rencor con colores Alpino en un Post it. Es intentar describir lo indescriptible.

Y sin embargo, si trasciendes a esa atmósfera cómplice donde no intentas acotar lo dicho sino sólo lo haces tuyo, lo entiendes…

Y es que esta es, al fin y al cabo, nuestra historia…

Una historia de cervezas y amigos que comparten risas y confidencias; de gustos y estilos contrapuestos pero siempre complementarios; una historia de complicidad y creación…

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